Ante una hoja de papel en blanco, es sencillo proceder; basta con arrojar una primera linea ondulada desde la cual se desprenderan el resto de sus semejantes. Algunas se moldearan en angulos rectos u obtusos, otras descenderan por los adentros del papel y regresaran a flote por un bocado de oxigeno. El resultado tiende a ser siempre el mismo; un ojo disperso, dos ojos que parecen posicionarse adecuadamente pero que en terminos reales solo se forman juntos por compromiso y sin la mas minima intencion de reciprocidad (puede evidenciarse al observar que ambos ejes visuales no se dirigen a la vez hacia el mismo objeto), o en el mas complejo de los casos se nos presenta un rostro integramente pulido. Ahora... si lo que tiene que llenarse sobre la hoja de papel no son ilustaciones sino caracteres o signos de escritura, la cosa se pone fea. Y se recurre mas al borrador que al lapiz, y las palabras no alcanzan a constituirse como tales sino que comienzan y terminan siendo nada mas que silabas. No se puede vivir asi. Mas aun si el genero (humano) al que se pertenece responde a la definicion de palabras (todas ellas). Ningun otro medio de comunicacion sera mas completo que aquel compuesto por palabras que se dicen o que se inventan, que se buscan como expresion, que se corrigen. De modo que al final no hay palabras precisas, su sentido se diluye y abandona todo contenido. Se transforman en cenizas, en insomnio, en enfermedad. Esto no va quedar asi.
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