miércoles, 23 de febrero de 2011

Le cadavre exquis boira le vin nouveau

Brindamos con veneno y escamas. Pescamos la catarsis en un plato de sopa. Mientras corto tu pelo con tijeras de esperma. El mío ya se cae y no es producto de la vejez ni el estrés ni los incesantes levantamientos sociales en Oriente Próximo. Sino de la amargura que acaricia mi garganta. Anestesiándome para despegar entre nebulosas de grasa y azúcar. Calesitas en tu boca. A veces creo ya tener una posición asumida, sin embargo elijo que la vida me sorprenda. El sentido común no participa en las cualidades que me definen. Y para eso es necesario, ante todo, sostener el desvelo. Indefinidamente.  Disparar a quemarropa desde los tejados a la multitud de mariposas secuestradas. Organicémosle todos un viacrucis al dictamen autoritario de la conciencia y a su séquito de disfluencia. Para encontrar nuestra cabeza con el asfalto desde la altura de puentes que no conectan nada. Rojo, negro y blanco. Orgasmo de la canción a las ocho de la mañana. Semicorcheas ahumadas. Chau a los babosos entronizados que posan para las cámaras. Chau a la psicodelia. Que el intelecto sólo pretende combustionarte lentamente. Y la mala palabra es un perro sarnoso al que nadie ha sacado a pasear. Encolerízame.

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